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Estimulación temprana, la clave del desarrollo cerebral.

Crecer en sus primeros años de vida rodeado de libros y juguetes educativos dejará huella en el cerebro de un niño por el resto de su vida.


Científicos han descubierto que cuanta más estimulación reciba un niño antes de la edad de cuatro años aproximadamente, más desarrollará las partes del cerebro responsables del lenguaje y habilidades cognitivas en los siguientes años.


Es bien sabido que las experiencias vividas en la infancia tienen una gran influencia en el desarrollo de los niños pero la única evidencia que se había encontrado al respecto hasta el momento era de casos extremos de niños que habían vivido experiencias traumáticas durante su infancia.

Un estudio dirigido por el departamento neurológico de la Universidad de Pensilvania se propuso descubrir como una serie normal de experiencias en la infancia de un niño podía influir en el desarrollo de su cerebro.

Para ello tomaron datos de un estudio desarrollado por el que se analizaron el escaner cerebrales de sesenta y cinco participantes en el transcurso de quince años. Los resultados recogidos quince años más tarde arrojaron que los padres que realizaron ejercicios de estimulación cognitiva con sus hijos a la edad de cuatro años desarrollaron en mayor medida determinadas zonas del cortex cerebral responsable de la materia gris del cerebro asociada con la inteligencia de las personas.


Los sesenta y cinco participantes en el estudio fueron seguidos de cerca por el equipo investigador que les visitaron en sus casas y recopilaron datos acerca de sus vidas relacionadas con la estimulación cognitiva. Detalles como el número de libros infantiles que tenían, si estos les enseñaban acerca de los colores, los números y las letras o si tenían o no juguetes musicales.


Los investigadores también puntuaron el nivel de interactuación y atención que los niños recibían de sus padres.

Estos datos se volvieron a tomar cuando los niños tenían ocho años. A la edad de 18 se les llevó a cabo un escaner cerebral.



El estudio resaltó que el desarrollo del cortex cerebral de los niños a los dieciocho años estaba muy relacionado con la estimulación que recibieron los niños a la edad de cuatro años, influyendo significativamente más que la estimulación recibida por los niños en los siguientes años.


Las regiones del cerebro más afectadas fueron la parte izquierda del cortex relacionada con la memoria y la comprensión del lenguaje.


Este tipo de estudios pone en evidencia que el entorno en el que se desarrollan los niños en el hogar y la atención de los padres hacia sus hijos es crítico y posee un enorme efecto en el desarrollo cognitivo y emocional de los niños en edades posteriores.


Proporcionando un entorno tranquilo, predecible, estimulador y mediante interacciones personales con el niño los padres pueden contribuir enormemente en el desarrollo de sus hijos en el futuro.

Los padres puede que no estén ahí cuando sus hijos se enfrenten a determinadas decisiones como elegir sus amigos, experimentar con drogas o con el sexo opuesto o abandonar o continuar con sus estudios, pero si pueden dejar las semillas en sus pequeños que más tarde les ayuden a tomar las decisiones correctas, por ejemplo desarrollando sus habilidades para retener información compleja o enseñándoles a controlar y evaluar su deseo por recompensas inmediatas para posteriormente poder disfrutar de recompensas mayores, permitiéndoles lograr metas a medio y largo plazo desde una edad temprana.

Un psicólogo especializado en la neurociencia cognitiva dijo una vez que su consejo para los padres es que sean amables con sus hijos. A no ser que les críen en una caja de cartón sin recibir ninguna estimulación ni interacción, en ese caso probablemente estén a salvo.
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